BALAIO
En la danza del Balaio, las mujeres llevan faldas de colores, amplias y con bordados, los cabellos trenzados y muchas joyas.
Los
hombres, cinturón de cuero adornado con metales, machete a la cintura y
pantalones bombachos ajustados con botones, botas con espuelas, camisa
con mangas largas y pañuelo al cuello.
Se baila en una coreografía de dos circulos concéntricos en los que las mujeres ocupan el de dentro y los hombres el de fuera.
Los pasos son zapateados y las espuelas marcan el ritmo con su tintineo.
También llamado de bambaquerê, el balaio dicen algunos estudiosos que vino de las Azores.
Otros dicen que es africano, pues también es conocida en regiones del Nordeste hasta Mato Grosso.
El
nombre de la danza proviene de la forma que adquieren las sayas de las
damas en determinado momento de la danza cuando, después de girar en
torno suyo, rapidamente, se agachan,
el aire acumulado hace que cojan volumen y tomen forma redonda semejando un cesto.
Estos
datos, configuran el sentido de la letra de la canción en la que el
enamorado dice que le gustaría ser como el cesto que pende de la
cintura de su amada, aunque también balaio se aplica al movimiento de
la cintura al bailar.
Por tanto, cuando en la canción se dice balaio, meu ben está diciendo: muévete, mi amor, balancéate como un balaio.
La letra de la canción hace uso de las dos acepciones del término: es decir: cesto y balanceo.
Si
profundizamos algo más en el diccionario portugués-español, aparece
una tercera acepción: balaio = cantina y una última bastante curiosa:
balaio = culo.
Ni que decir tiene que esta última acepción, posiblemente, hará referencia a la parte del cuerpo responsable del susodicho balanceo.
Balaio meu bem balaio sinhà balaio do coraçao
sea moça nao tem balaio sinhà a costura baiao châo.
Eu quizera ser balaio,
balaio quizera ser,
para anda depindurado
na cintura de voce.
Balaio meu bem balaio sinhà balaio do coraçao
sea moça nao tem balaio sinhà a costura baiao châo.
Vocè diz que näo mi ama
Mais iso näo è verdade
Quem näo ama nunca sente
As esporas da saudade
Muevase mi amor, muévase, señora, movimiento de mi corazón
Si la moza no tiene movimiento, las costuras arrastrarán por el suelo
Yo quisiera ser un cesto
Un cesto quisiera ser
Para ir colgado
De la cintura de usted
Usted dice que no me ama
Pero eso no es verdad.
Quien no ama nunca siente
Las espinas de la soledad.
EL AUTOR
Heitor Villa-Lobos (Río de Janeiro, 5 de marzo de 1887 — Río de Janeiro, 17 de noviembre de 1959) fue un notable compositor brasileño.
Recibió
cierta instrucción musical de su padre, quien fue un gran lector,
notable músico aficionado y bibliotecario. Ya antes de 1899, año de la
muerte de su padre, Villa-Lobos había empezado a dedicarse a la música
como profesional. Actuó como músico de café tocando el violonchelo, si
bien fue también intérprete ocasional de guitarra, clarinete y piano.
En
1905 Villa-Lobos hizo el primero de sus viajes a los estados
nororientales de Brasil, recabando información sobre la música
folclórica de esos territorios. El propio Villa-Lobos creó un cierto
halo de misterio alrededor de estos viajes. Para algunos, su narración
de aventuras con tribus caníbales del noreste no es digna de confianza. A
continuación, estudió en el Instituto Nacional de Música en Río de
Janeiro, si bien su estilo compositivo nunca se encasilló en ninguna
norma académica. Su música siguió siempre siendo personal e
idiosincrática. Como Villa-Lobos dijo muchos años más tarde: «Mi música
es natural, como una cascada». También dijo: «Un pie en la academia y
usted cambia para peor».
Después
de otros viajes etno-musicales al interior de la cuenca del Amazonas en
1912, Villa-Lobos retornó a Río de Janeiro. Allí, el 13 de noviembre de
1915 —a los 28 años de edad—, presentó un concierto de su nueva música.
En 1923, debido a sus méritos ganó una beca del gobierno para estudiar
en París. A su retorno en 1930, Villa-Lobos fue nombrado director de la
educación musical en Río de Janeiro.
En
1940 Villa-Lobos descubre en Montevideo (República Orientál de
Uruguay), a un joven Guitarrista: Abel Carlevaro, que le llama la
atención por su alto nivel musical, lo invita a Río de Janeiro para
darle a conocer sus obras para guitarra, le da lecciones sobre su música
durante varios meses, presencia el estreno por parte de Carlevaro de
algunas de sus obras, le regala manuscritos de varios de sus Estudios y Preludios y comparte con él sus ideas compositivas y sus descubrimientos de la música del Brasil profundo.
Así
comenzó Villa-Lobos una segunda carrera como pedagogo de la música de
su país. Diseñó un sistema completo de instrucción musical para
generaciones de brasileños, basado en la rica cultura musical de Brasil y
arraigado en un profundo y siempre explícito patriotismo. Compuso
música coral para enormes coros escolares de niños, a menudo sobre
adaptaciones de material folclórico. Su herencia en el Brasil de hoy,
uniforme entre las nuevas generaciones, es planteada con la escuela de
samba como una fuerte sensación de orgullo y amor entrelazadas con
sentimientos similares para su país. Resulta sorprendente si se
considera que estamos hablando de un compositor clásico fallecido hace
más de cuarenta años.
Una
de sus cantantes favoritas fue la soprano brasileña Bidu Sayão, con
quien tuvo una relación artística de treinta y ocho años. En 1944,
Villa-Lobos hizo un viaje a los Estados Unidos donde fue apreciado como
director y como crítico. Algunas orquestas americanas le encargaron
nuevos trabajos importantes, e incluso escribió en 1959 la música de una
película de Hollywood titulada Green Mansions, dirigida por el
famoso actor Mel Ferrer y protagonizada por el mismo Ferrer y Audrey
Hepburn. Los años cuarenta fueron un período de triunfo en la escena
internacional. Como compositor y director de su propia música,
Villa-Lobos fue agasajado en importantes ciudades como Los Ángeles,
Nueva York y París. A pesar de sus viajes por el mundo, su hogar siempre
estuvo en Río de Janeiro, donde murió en 1959.
Heitor Villa-Lobos fue sepultado en el cementerio São João Batista (en Río de Janeiro).
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